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Sagrado Corazón

Desde 1863 hasta 1975, las Hermanas del Buen Pastor dirigieron un Asilo de Magdalenas en Abbotsford. El edificio, conocido como el Sagrado Corazón o "el hogar", estaba rodeado por un patio que no era visible más allá de las grandes verjas que lo rodeaban. La mayor parte del Sagrado Corazón está desocupada desde los años setenta.

La planta baja cuenta con numerosas salas asociadas a la contigua Lavandería Magdalen. Un amplio y conectado dormitorio, intercalado con numerosos cuartos de baño, ocupaba toda la primera planta y podía albergar hasta 400 mujeres. La segunda planta albergaba "el granero", donde se cosía y remendaba la ropa sucia. La esquina sureste albergaba la antigua enfermería (hospital). Tenía un dormitorio en el piso superior, salas de tratamiento en el piso inferior y una cocina en su extremo sur. En el extremo sur del patio del Sagrado Corazón se encontraba el Oratorio, restaurado en 2013. En la actualidad, este extraordinario espacio se utiliza para presentar música, teatro, instalaciones, proyecciones y experiencias inmersivas.

Muchas jóvenes pasan periodos de su adolescencia en el Sagrado Corazón por circunstancias familiares, pobreza o por actuar al margen de las normas sociales o de la ley. Al ingresar en el Sagrado Corazón, las mujeres (llamadas "niñas" independientemente de su edad) recibían nuevos nombres (de santas) y uniformes. Las chicas del Sagrado Corazón estaban sometidas a horarios estrictos y a un duro trabajo. Se levantaban sobre las 5 de la mañana, iban a misa, desayunaban y comenzaban su jornada laboral, que se completaba con comidas y más oficios religiosos. Se acostaban sobre las siete de la tarde. No se les permitía salir del Sagrado Corazón, salvo para ir a la iglesia o dar paseos supervisados. En años posteriores, podían recibir visitas de sus familias, pero todas sus actividades estaban supervisadas.

Aunque en la actualidad el convento es un recinto artístico y cultural sin ánimo de lucro y sin afiliación religiosa, reconocemos su pasado como lugar de trabajo monástico y rendimos homenaje a las mujeres y niñas que sufrieron su impacto, en particular las que residieron en el Sagrado Corazón hasta mediados de los años setenta, a menudo en condiciones opresivas y difíciles.

Tras años fuera de uso por su deterioro, en marzo de 2018 el edificio del Sagrado Corazón reabrió sus puertas tras una importante proyecto de restauración ha sido posible gracias a una subvención desafío de $2,681 millones del Fondo Nacional para Regiones más Fuertes del Gobierno australiano, que ha igualado una generosísima donación de $2 millones de la Fundación Dara, junto con los fondos recaudados por la ACF en la última década.

El Sagrado Corazón ofrece ahora estudios, salas de exposiciones, oficinas y espacios comerciales, junto con dos nuevas salas de alquiler, lo que contribuye a la sostenibilidad y el crecimiento del convento a largo plazo.